Una isla en medio del océano

Me gusta estar informada y por eso trato de consultar, a diario, noticias en varios medios nacionales e internacionales, generalmente a través de las redes sociales, en particular Twitter.

Para mí no representa un gran esfuerzo, pero sí una cierta inversión de tiempo. Sin embargo, me compensa el empeño, puesto que creo que mi información será muy parcial si no busco y leo diversas fuentes.

A tenor de lo que observo en las redes y lo que comento con amigos o familiares, una inmensa mayoría elige un medio de su preferencia para informarse. Éste suele ser un medio afín a su forma de pensar, o a su punto de vista. Se trata más bien de reforzar su opinión que de educarla. En definitiva, eligen aquel medio que les da la razón.

Por tanto, pocas posibilidades de aplicar un espíritu crítico, caso de tenerlo. Incluso de formar ese espíritu crítico puesto que, a fuerza de leer, ver y escuchar siempre el mismo tipo de información, muchos acaban por reproducir las frases hechas, los giros o las opiniones de aquellos a quienes leen, ven o escuchan.

Por supuesto que yo también puedo llegar a dejarme llevar por esa necesidad de reafirmación, sobre todo en un contexto de escasez de tiempo. Pero me resisto a hacerlo. Más bien diría que trato de buscar aquellas noticias que me suscitan interés, provengan de donde provengan, aunque no necesariamente esté de acuerdo. Puedes llevarte sorpresas porque no todo es tan blanco o tan negro como los medios pintan. Y suele ser enriquecedor y amplía tus horizontes de conocimiento y pensamiento.

A veces me siento como una isla en medio del océano consultando diversas fuentes de información para quedarme con aquella que más me interese, independientemente de su procedencia.

En ocasiones resulta tan complejo formarse una mínima opinión sobre un tema que no queda otra que recurrir a las fuentes que originaron esa información. Me estoy refiriendo al emisor original de la información o noticia, ya sea científico, intelectual, un personaje conocido, un político, etc. Actualmente es bastante fácil acceder a los contenidos originales: declaraciones grabadas en vídeo, papers, textos de discursos, páginas web, libros, revistas, audios… Mil soportes. Solo hay que buscar o rebuscar un poco.

Y ¿por qué tomarse esa molestia? Para mí hay una razón muy sencilla: porque una vez pasan por el filtro de periodistas, editores, …, medios, en definitiva, éstos impregnan los contenidos con sus sesgos, estilos, líneas editoriales u opiniones.

Siempre me ha parecido un curioso ejercicio comparar los titulares de las principales cabeceras de prensa. Lo recomiendo vivamente y por eso he adquirido la costumbre de compartirlas cada mañana en Twitter. Ahora que, además de la prensa tradicional, hay tantas cabeceras exclusivamente online, conseguir un mínimo de información fidedigna ya no es misión imposible. Aunque, a veces sea difícil, hay que seguir intentándolo.

Algo parecido ocurre con información estrictamente profesional. Si deseas estar al día en algún sector de interés, en mi caso Marketing, Contenido, SEO, conviene contrastar los contenidos compartidos por diferentes agencias, marcas o especialistas. También es habitual consultar ciertos medios o cuentas preferidos, pero es bastante más sencillo conseguir información objetiva, puesto que la mayoría de temáticas sectoriales se prestan menos a la subjetividad y más a la explicación de hechos o de técnicas.

En este sector concreto, también tiene que ver con la forma en que los profesionales del Marketing Digital, bien como independientes o desde las marcas, trabajamos la marca personal. No obstante, siempre hay excepciones que confirman la regla y me gusta pensar que soy una de ellas. Un día explicaré los criterios que sigo a la hora de utilizar distintas redes sociales.

Y tú, ¿prefieres ser isla o formar parte del agua del océano?

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