Negocio, diseño y programación. Los 3 factores inseparables de una web.

Como contaba en la anterior entrada ¿Por qué escribir sobre WordPress?, he tenido ocasión de conocer la comunidad WordPress, e intercambiar muchos comentarios e información con programadores y desarrolladores web. Varios de los comentarios recurrentes eran los siguientes:

  • Los clientes se quejan del resultado de los trabajos, o de que son caros, pero no tienen en cuenta la formación necesaria para haber podido llegar a hacerlos o el trabajo que hay detrás. Además, cuando hay que hacer cambios, estos implican más trabajo y, por tanto, más coste. Y eso no lo ven.
  • Hay gente que está vendiendo páginas web a dos duros pero hace trabajos que no valen para nada y dejan clientes insatisfechos y desconfiados cuando vienen a gente experta.
  • Los clientes no saben lo que quieren o ven una página y dicen que quieren la suya igual, pero cuando no funciona como esperaban, o el resultado no es igual, se quejan.

Esta problemática es bastante común cuando se trata de PYMES o autónomos. Una PYME, generalmente, desea incorporarse al mundo online pero cuenta con muy pocos recursos y además tiene mucho desconocimiento. Entonces, no es infrecuente que tope con aprovechados que le colocan páginas web de muy baja calidad, muchas veces a un alto precio, y le dejan empantanado con un problema que al final le hace detestar todo lo que tiene que ver con el online. O bien, no se entiende con el informático que, para un profano, habla un lenguaje incomprensible. Y no consigue obtener de él el trabajo que realmente necesita.

En la gran empresa, hay algunas similitudes, aunque afortunadamente el nivel de conocimiento y experiencia de los equipos digitales ha mejorado mucho con los años. Aquí entran en juego 3 factores. De un lado la empresa, que necesita construir su web. De otro una agencia que realizará el diseño en consonancia con la imagen de la empresa, y de otro los Informáticos que deben programar aquello que el cliente ha pedido y el diseñador ha plasmado.

En ocasiones a la hora de desarrollar estos proyectos se desencadena una dinámica en la que la empresa acusa a la agencia de no tener ideas, a su vez la agencia acusa a los informáticos de no poder integrar sus diseños, y éstos sencillamente dicen que determinadas cosas no se pueden hacer, muchas veces porque no se habían previsto en el momento de la definición del proyecto.

Esta última, la definición del proyecto, es exclusiva responsabilidad del cliente que, aunque con ayuda y asesoramiento sobre el entorno online, es quien debe haber definido su negocio. Independientemente de que todo evoluciona y a gran velocidad, la claridad con que el modelo de negocio esté definida es lo que va a marcar que un proyecto arranque con cierta seguridad de éxito.

En mi opinión, cuando una empresa, grande o pequeña decide afrontar un proyecto web, debe hacer un esfuerzo en aclarar no solo qué va a hacer con la web, sino cuál es la estrategia de su negocio. El diseño no debe condicionar el modelo de negocio, ni las herramientas informáticas, sino que diseño y herramientas deben estar al servicio del primero.

Decidir la estrategia de negocio y los objetivos y acciones que habrá que plantear para implantarla, es labor exclusiva del empresario. Y, sobre todo en el caso de las PYMES éste deberá hacer un esfuerzo para salir del consabido «quiero vender más». Está claro que ese es un objetivo claro, pero para conseguirlo, debe responder a una estrategia, y la web es un medio más para servir a ésta.

Para que un diseñador «dibuje» correctamente debe saber, por ejemplo si el negocio necesita un amplio espacio de exposición, para lo que utilizará, por ejemplo galerías de imágenes. O bien si, por ejemplo, estamos hablando de un e-commerce, ¿Cómo de complejos son los productos? ¿Necesitarán muchas páginas de información que les acompañen? ¿Qué tipo de imágenes? ¿Cómo es el proceso de venta?…

Así, los informáticos tendrán en cuenta todas esas necesidades para programar correctamente los gestores de contenidos y que los editores tengan las opciones necesarias para poder construir aquello que se pretende mostrar.

Seguro que un buen diseñador propondrá varias opciones para solucionar los requerimientos del negocio y verlos pintados ayudarán a la empresa a decidir y quizá también a cambiar o mejorar algún detalle de su proceso. Y si todo lo anterior se ha hecho correctamente, los informáticos conseguirán que los usuarios finales dispongan de las funcionalidades necesarias para realizar un trabajo adecuadamente optimizado y productivo.

Porque si no se actúa así, puede ocurrir que el diseñador acabe definiendo el negocio a la empresa, lo que es altamente contraproducente. Y el informático dejará lagunas que impedirán el aprovechamiento adecuado de las funcionalidades de la herramienta, con lo que el trabajo de los editores se resentirá y la experiencia de usuario será mala.

Desde mi punto de vista, los tres factores son inseparables y necesarios. Y deben estar bien coordinados. Aun así, el desencadenante del planteamiento del proyecto es una necesidad de negocio y es, por tanto, el determinante para la perfecta consecución del mismo.

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